Mucho se ha escrito y aconsejado sobre la mejor manera de afrontar el regreso de vacaciones. Sin embargo poco se comenta sobre el cambio de hábitos y tendencias respecto a que cada vez son menos las empresas que cierran 30 días en Agosto como ocurría hace unos años atrás.
Actualmente muchos nos permitimos poder fraccionar estos días de descanso y si bien se condensa buena parte de ellos durante estos días, también es verdad que se dejan días para ir tomandolos a lo largo del año, ya sea en combinación con puentes y festivos o simplemente alargando fines de semana de uso recreativo.
¿Pero qué pasa cuando regresamos a nuestro puesto luego de unos cuantos día de ocio? pues lo de siempre, el síndrome post-vacacional que puede convertir en un martirio los últimos días de vacaciones y en un infierno los primeros de trabajo.
Cuando estás de vacaciones debes aprovechar al máximo los días sacándole todo el jugo posible, incluso algo tan menospreciado como “no hacer nada” es la mejor de las terapias para bajar revoluciones y desconectar del frenesí laboral. Por supuesto que hablamos de manera coloquial y no al pie de la letra, no vaya a ser que luego se convierta en un problema de convivencia porque precisamente “no hacemos nada”
La mejor manera de afrontar el regreso es precisamente no pensar en que volvemos a la rutina, la propia palabra ya nos deja un poso negativo puesto que nos crea una imagen de repetitivo, aburrido, sin estímulo y justamente de eso es de lo que tenemos que huir.
Nada mejor que crearnos unos objetivos que sean asumibles, a poder ser a corto plazo. Nuevas ideas a desarrollar e implantar que nos de un horizonte y por consiguiente nos activa de manera positiva el cuerpo y la mente.
Debemos contemplar dos escenarios posibles el primero es aquel en el cual la empresa no ha cerrado y somos nosotros los que nos volvemos a acoplar a la dinámica de la misma y el otro escenario es el de una empresa que si ha cerrado y todos o casi todos volvemos al mismo tiempo.
Sea uno como otro trataremos de hacerlo de manera gradual a nivel cognitivo, no podemos agobiarnos por tratar de recuperar todo el tiempo pasado fuera de la estructura y luego repetir la famosa frase “sólo llevo dos días y parece que las vacaciones hubieran sido hace un año”
Si nosotros mismos contribuimos a borrar lo más rápidamente posible esos buenos momentos nos convertiremos en corredores de velocidad y cuando eso pasa transitamos por la vida sin tener tiempo para contemplarla.
Organizar nuestro espacio de trabajo, ordenar las prioridades y las urgencias, planificar el nuevo período, incorporar nuevas ideas que has visto fuera de tu entorno, mejorar el trato personal con tu equipo y compañeros, incentivar nuestro inconsciente para ser más creativos.
En definitiva adoptar una actitud pro-activa y positiva y por qué no, si realmente tu trabajo no te gusta pues piensa en cambiar de aires y darle un nuevo rumbo a tu vida. Ser valiente también es parte de esta historia.